DESCUBREN UN MAGNíFICO COMEDOR DECORADO CON FRESCOS DE LA GUERRA DE TROYA EN LAS RUINAS DE POMPEYA

Pasear por las milenarias calles de Pompeya, excepcionalmente conservadas, es milagroso. Realmente, el hecho de que podamos vivir esta experiencia única de inmersión en la vida y costumbres del imperio romano se debe a un evento fatal, la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Fue precisamente la lava la que se encargó de preservar la ciudad prácticamente intacta, y aún hoy se dedican esfuerzos a ir desprendiéndola cuidadosamente de las ruinas.

Así es como cada cierto tiempo nos encontramos con que la antigua urbe, formada por nada menos que nueve barrios distintos, es noticia en los medios. Por ejemplo, porque encuentran en ella un 'restaurante de comida rápida' extraordinariamente conservado, o se reabre una majestuosa villa tras nada menos que 20 años de restauración.

Ahora, Pompeya vuelve a la actualidad porque los expertos del parque arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad, han revelado una nueva e importante sala: un comedor decorado con personajes y temas inspirados por la guerra de Troya.

El evento mitológico (no se han podido encontrar pruebas contundentes de que sucediese en realidad) marcó la épica y el pensamiento grecolatino, hasta el punto de que los antiguos romanos se consideraban a sí mismos descendientes de los troyanos supervivientes de la contienda. En el antiguo comedor, su imagen cumplía por ello no solo la misión de decorar, sino también de inspirar conversaciones entre los invitados.

“Proporcionaba un marco refinado para el entretenimiento durante momentos de convivencia, ya fueran banquetes o conversaciones, con el claro objetivo de seguir un estilo de vida elegante, reflejado en el tamaño del espacio, la presencia de frescos y mosaicos que datan del Tercer Estilo, la calidad artística de las pinturas y la elección de personajes”, explican desde el Parque Arqueológico de Pompeya.

El ‘tercer estilo’ de pintura mural es el más moderno de entre los estilos pictóricos pompeyanos, y se caracteriza por la creación de fantásticas e irreales estructuras arquitectónicas, entre las cuales se observan delicadas figuras muy ornamentadas en vivos colores. El negro de fondo, de hecho, se emplea para evitar que el humo de las lámparas de aceite se viera reflejado en las paredes, o llegara a mancharlas.

"La gente se reunía para cenar después del atardecer; la luz parpadeante de las lámparas tenía el efecto de hacer que las imágenes parecieran moverse, especialmente después de unas copas de buen vino de Campania”, describe Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya.

Todo esto creaba un entorno de ensoñación que rápidamente predisponía a reflexiones sobre el amor y el destino gracias a la presencia de imágenes de personajes sobradamente conocidos en la época. Como Helena, cuyo rapto por parte de Paris, y posterior casamiento, dio inicio a la guerra de Troya. O Casandra, cuyo don para la profecía era denostado por todos debido a una maldición de Apolo, el dios cuyo amor rechazó (y que aparece dibujado con ella en las paredes del comedor).

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“Las parejas mitológicas proporcionaban ideas para conversaciones sobre el pasado y la vida, solo aparentemente de naturaleza meramente romántica. En realidad, se refieren a la relación entre el individuo y el destino: Casandra, que puede ver el futuro, pero a la que nadie cree; Apolo, que se pone del lado de los troyanos contra los invasores griegos, pero que, incluso siendo un dios, no puede asegurar la victoria. Helena y Paris que, a pesar de su relación amorosa políticamente incorrecta, son la causa de la guerra, o quizás, simplemente, un pretexto. ¿Quién sabe? Hoy en día, Helena y Paris nos representan a todos: cada día podemos elegir si centrarnos únicamente en nuestra vida privada o explorar la forma en que nuestras vidas se entrelazan con el amplio espectro de la historia. Hablo, por ejemplo, no solo en términos de guerra y política, o medio ambiente, sino también de la atmósfera que estamos creando en nuestra sociedad al comunicarnos con los demás en tiempo real en las redes sociales”, reflexiona Zuchtriegel.

Este magnífico comedor, de alrededor de 15 metros de largo por seis de ancho y abierto hacia un patio, es ya completamente visible en las ruinas de Pompeya, concretamente, en el bloque 10 del barrio IX. La parte del área excavada hasta ahora ha revelado dos casas interconectadas, una casa con panadería y una fullonica (lavandería) que da a via Nola, cuyas fachadas ya habían sido descubiertas a finales del siglo XIX. Detrás de estas dos casas emergen suntuosas salas de estar con frescos, que también estaban siendo renovadas y restauradas en el momento de la erupción.

Estos trabajos forman parte de un proyecto más amplio destinado a apuntalar el frente del perímetro entre las zonas excavadas y no excavadas, y a mejorar la estructura hidrogeológica del parque, con el objetivo de hacer que el vasto patrimonio de Pompeya (conformado por más de 13.000 habitaciones dispuestas en 1.070 unidades residenciales, además de varios espacios públicos y sagrados) sea más eficiente y sostenible.

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