El mamey es una de las frutas más especiales que tenemos en México. Su sabor dulce y textura cremosa, lo hacen perfecto para preparar desde postres hasta bebidas. El único problema es elegir el correcto; aquí te ayudamos a saber si el mamey está bueno.
Como explica la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en México, un buen mamey, se caracteriza por tener una pulpa color salmón y de sabor dulce. Sin embargo, muchas veces pasa que al abrirlo, es todo lo contrario.
Pese a sus características que lo hacen delicioso, el mamey es una fruta delicada que puede estropearse fácilmente. Una de las principales razones, es su rápida maduración. Asimismo, pueden influir el manejo y almacenamiento.
Como ocurre con frutas como el plátano, el mamey madura muy rápido después de su cosecha. Por lo tanto, el tiempo entre su punto de madurez y el inicio del deterioro, puede ser muy breve. Esto hace que, aunque lo compres en buen estado, al abrirlo no lo esté.
Por otro lado, pese a no parecerlo, la piel del mamey es delgada y frágil, por lo que si no se maneja de forma adecuada, la fruta resultará con heridas o daños, acelerando el proceso de descomposición. Lo mismo si no se mantiene a una temperatura y nivel de humedad adecuada.
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Abrir el mamey es la forma más certera de saber si está en mal estado. Sin embargo, existen algunas señales que pueden revelarlo al momento de comprarlo. Una de las principales, es la presencia de moho en algunas zonas y especialmente cerca del tallo.
Asimismo, cualquier signo de moretón o daño en la piel, aumenta el riesgo de descomposición. Otro rasgo en el exterior, es la piel muy arrugada, pues podría revelar que está muy maduro el mamey o deshidratado, por lo que su pulpa no será carnosa.
Otra señal de falta de agua o una madurez excesiva, es el peso. Si sientes el mamey ligero en relación con su tamaño, busca otro. Lo mismo si notas señales de algún insecto o gusanos blancos.
En cuanto a la textura, si al presionarlo suavemente se siente muy blando o tiene zonas hundidas, pastosas o por donde sale líquido, es mejor no comprar esa fruta, pues podría estar descompuesta.
Finalmente, una señal casi inequívoca de un mamey en descomposición, es el olor. Huélelo cerca del tallo, en caso de percibir un aroma agrio o fermentado, es mejor elegir otro.
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Si compraste un mamey que se siente duro y le falta madurar, lo mejor es meterlo en una bolsa de papel. De esta forma, ayudas a que el etileno, gas natural emitido por las frutas, se concentre, acelerando su proceso de maduración.
Para que lleve menos tiempo, puedes meter en la bolsa un plátano o una manzana maduros. Estas son frutas que emiten mayores cantidades de etileno, contribuyendo a que el mamey madure rápidamente.
En cuanto al lugar, es mejor dejarlo a temperatura ambiente, en un espacio donde no le dé el sol directo ni sea muy caliente. Por ejemplo, evita ponerlo al lado de la estufa.
Eso sí, es importante que revises continuamente el mamey, presionándolo suavemente y verificando que no haya señales de moho. Dependiendo qué tan verde lo compres, un mamey puede madurar en un par de días o una semana.
Una vez maduro, sácalo de la bolsa de papel y consúmelo ese mismo día o máximo uno después de que esté en su punto.
Toma nota de todos estos consejos y lánzate al mercado a comprar mamey. Ahora sí podrás saber si un mamey está bueno y usarlo para preparar un delicioso licuado, un cheesecake o comerlo a cucharadas.
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