PARA TENER UNA RELACIóN FELIZ Y PARA TODA LA VIDA DEBES ENTENDER ESTO, SEGúN LOS EXPERTOS

Existe una cosa esencial que todo el mundo debe comprender si quiere tener una relación feliz y para toda la vida. No se trata únicamente de encontrar a alguien con quien tener cosas en común, aprender a comunicarse o trabajar en la intimidad de la pareja, sino en dejar de creer en un mito extendido desde siempre y que ha hecho bastante daño.

Y es que como ha dejado claro el psicoterapeuta Sean Grover, si hay algo que todos debemos aprender y aceptar es que los conflictos son normales y naturales en una relación. “¿Pero cómo? ¿Si eres feliz con tu pareja no debería ser todo un camino de rosas?” te preguntarás, y la respuesta es sencilla: no.

quieres a tu familia y a tus amigos ¿no? ¿Significa eso que durante toda tu vida nunca has discutido con ellos? Exacto. Incluso con los mejores amigos por los que darías la vida se pueden tener roces, porque al final cada uno de nosotros somos distintos, tenemos distintos puntos de vista, sentimientos, e incluso manías que nos vuelven locos pero que aceptamos de todas formas.

Así que la clave para tener una relación feliz y para toda la vida no está en evitar los conflictos, en no querer hablar para no discutir o en dar siempre la razón para no generar problemas. La clave está en saber manejarlos, de lo contrario habrá más probabilidades de que la pareja se rompa.

Es por ello que Grover recomienda trabajar en distintas técnicas compasivas que ayudarán a dialogar y poder hacer frente a esos dilemas sin que suponga el fin de la relación.

Así, cuando haya algo que te moleste puedes empezar por lo que el experto llama “afirmaciones positivas”, es decir, comienza mencionando lo positivo del hecho pero remarca que hay otra parte que te ha molestado. Un ejemplo perfecto que pone es la siguiente frase: “me encanta salir a cenar, pero que llegues tarde me sienta mal”.

Igualmente, es importante que te “responsabilices por tus sentimientos”, es decir, a veces puede haber ciertas situaciones que no nos agraden no tanto por lo ocurrido sino porque nos recuerdan a experiencias pasadas no muy positivas, o porque esas experiencias han hecho que reaccionemos de una manera determinada a ciertos hechos. Es importante reconocerlo y hacérselo entender a la otra persona para que comprenda por qué le pedimos un cambio.

Ser paciente, aprender a escuchar y responder de forma seria y dándole la importancia que tiene a la conversación harán que todo problema se pueda resolver de una manera más rápida y eficaz sin crear más drama.

Pero lo mismo se le tiene que pedir a la otra parte, que escuche, que sea amable y compasivo y que si no entiende algo lo pregunte para llegar a una resolución. Porque si solo uno de los dos hace todo el trabajo, entonces será difícil que todo vaya bien.

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