LAS RAZONES POR LAS QUE NO PUEDES SUPERAR UNA RELACIóN TóXICA (Y NO TIENEN NADA QUE VER CON ESTAR ENAMORADO)

Cuando estamos una relación tóxica, es difícil diferenciar qué es amor de lo que no. Son dinámicas en las que nos vamos perdiendo a nosotros mismos, nos cegamos y dejamos de confiar en lo que sentimos, además de, normalmente, tener que sacrificar muchas cosas para poder mantenerla.

El salir de ellas y romper con nuestra pareja es aún más complicado y dar este paso requiere de mucho valor y coraje. Sin embargo, una vez lo hayamos hecho, a medida que vayan pasando los días, llegaremos a un punto en el que todo nos resulte duro y confuso, porque habremos estado sufriendo bastante tiempo, no solo durante la ruptura, sino también la relación.

A pesar de saber que deberíamos sentirnos aliviado, seguramente, estaremos pasándolo mal. Pero es normal. Hay varias razones que lo explican y, definitivamente, no tienen nada que ver con estar enamorado de nuestra ex pareja.

Nos hemos vuelto adictos a los altibajos

Una de las cosas que nos impiden dejar una relación tóxica son las constantes idas y venidas y altibajos, que acaban generándonos adicción. Todos los momentos son extremos: o de felicidad o de tristeza máxima.

Cuando estamos en uno bueno, nos sentimos dependientes del otro, porque no sabremos cuándo volveremos a estar bien de nuevo. Sentimos un chute de adrenalina que calificamos como pasión, pero la realidad es que vivir una relación como una montaña rusa no tiene nada de sano y, seguramente, tras dejarlo, nos cueste adaptarnos a tener una relación funcional y estable.

Intentar superarla abre antiguas heridas

Que nos cueste superar una relación tóxica, en muchos casos, puede deberse a heridas o traumas que tengamos incluso desde antes de haber establecido un vínculo con esa persona, incluso desde nuestra niñez. Puede ser que, al terminar esta relación, la herida se vuelva a abrir. El mayor peligro aquí reside es que, por no saber gestionarlo, nos adentremos en relaciones o situaciones similares, repitiendo los mismos patrones.

Nuestra autoestima está detruida

Uno de los peores efectos de tener una relación que nos haga daño es que, por lo general, hace que dudemos de nosotros mismos y de nuestras capacidades como persona. El otro no nos acepta, ni confía en nosotros ni nos apoya y, por ello, nos sentimos juzgados y pequeños.

Con el tiempo, esto puede provocar que no podamos vernos a nosotros mismos con el valor que merecemos y que tengamos que buscar constantemente la aprobación externa. Romper estas dinámicas puede ser difícil, pero algo que debemos trabajar constantemente con nosotros mismos.

Nos culpamos a nosotros mismos de que la relación haya fallado

En las relaciones de este tipo, muchas veces, el otro tiende a culparnos de todo lo ocurrido. Por eso, una vez que nos marchamos, tendemos a seguir pensando que todo ha sido nuestra culpa y nos machacamos por ello, haciendo que seguir adelante sea imposible. Debemos evitar pensar en qué hubiera pasado si hubiéramos seguido intentando que la relación funcionase, porque eso solo nos llevará a sentirnos peor con nosotros mismos.

Idealizamos la relación y no la vemos tal como era

En toda situación, los humanos tendemos a ver el pasado de una forma idealizada, la cual, en ocasiones, no tiene nada que ver con la realidad. Esto pasa mucho al terminar las relaciones tóxicas: solo recordamos los momentos álgidos de ella, pero no el sufrimiento ni cómo nos hacía sentir la mayor parte del tiempo. Debemos tratar de verlo todo desde un punto de vista realista que nos permita seguir adelante.

Nos aislamos de nuestros seres queridos

Seguir una dinámica así con una pareja implica, en muchas ocasiones, aislarnos de las personas que nos quieren, ya sea por celos del otro o porque nuestra familia y amigos nos quisieran hacer ver en su momento el tipo de relación en la que estábamos.

Al dejarlo, podemos sentirnos vergüenza y seguir aislándonos en soledad, pero lo primero que debemos hacer es hablar con nuestros seres queridos e intentar recuperar esa red de apoyo que tanta falta nos hará para seguir adelante.

Seguimos teniendo contacto con nuestro ex

No. Si acabamos de terminar una relación tóxica, no podemos tener contacto con nuestro ex. Ni siquiera es recomendable seguirlo en redes sociales, porque podrá tener un impacto negativo en nuestra salud mental y en los avances que vayamos haciendo.

Si nuestra ex pareja era controladora y manipuladora, lo más seguro es que siga intentando serlo, tratando de retomar el contacto con nosotros por distintos medios. Si no estamos preparados para enfrentarnos a ello, sufriremos y, seguramente, nos replanteemos retomar la relación. Entonces, tendremos que bloquearlos y eliminar su contacto de todas partes, por mucho que nos duela.

Al final, el haber pasado una relación tóxica puede convertirse en un trauma difícil de superar. Es comprensible, pero debemos saber que debe ser el momento en que debemos tener las cosas más claras. Dejar la relación es el primer paso, y también el más difícil. Después de ello, comenzará una etapa en la que debemos procurar sanar, recomponernos y seguir adelante.

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