LA MODA ES RARA A VECES

Definición de raro; que se comporta de un modo inhabitual. Poco frecuente.

La moda es rara a veces. La moda se comporta de forma habitual dentro de sus propios ciclos. Pero esa es la moda para todo el mundo; se llevan los pantalones campana, se llevan las botas de cowboy. Si estás en el ciclo de la tendencia de los pantalones campana, estos últimos, te parecerán normales porque es habitual que los veas y verás las botas cowboy como una rareza hasta que les vuelva a tocar su ciclo que se repite cada diez años aproximadamente.Aun así, la normalidad no es objetiva, para cada persona lo normal es un concepto diferente.

Por eso cuando hablo de moda rara, no dejo de pensar que lo que es raro para mí, puede no resultar raro para otras personas.

Pero volvamos a la definición de poco habitual. Digamos que algunas de las cosas que para mí son raras, resultarán raras para

una mayoría bastante amplia de personas.

¿Por qué?

Pues porque hay determinadas prendas, que fueron creadas para resultar raras y por

ende para llamar nuestra atención.

¿Con qué objetivo? ¿La compra?

No. Por eso sé que la rareza, en este caso, no es algo personal sino más global. Nadie se compraría esas prendas y nadie se las pondría. Nadie o quizás dos personas en la faz de la tierra.

Pero la respuesta sigue siendo la misma, ¿para qué se crean esas prendas raras? Es un

tema de imagen; la marca que las diseña y crea, busca contar una historia, y como en

los desfiles de moda las historias se cuentan con prendas, el mensaje debe de ser muy obvio para asegurarse de que le ha quedado claro a los espectadores.

Por ejemplo, un pulpo amarillo andando por la pasarela, es una forma muy teatral utilizando el amarillo en diferentes formas y materiales, de que la marca dé a entender que va a apostar por el amarillo la próxima temporada.

El pulpo amarillo es la mejor forma de conseguir que si lo que llega a las tiendas es un jersey amarillo, te lo compres. Porque ya te has encaprichado del amarillo, era lo

más normal del look del pulpo, el color, y te sientes afortunada de haber conseguido un jersey y no una caperuza con unos manguitos de pulpo amarillos.

Así funciona la aspiracionalidad. Una marca que para ti es un referente, saca un pulpo amarillo a andar por la pasarela y tú buscas la forma de estar cerca del concepto, porque te gusta cómo te hace sentir la marca. Y esa sensación o ese sentimiento, no lo cuestionas, o más bien no lo dejas en eso, en pura admiración como pasaría si fuese por ejemplo una obra de arte. En moda nuestra forma de mantenernos cerca de marcas aspiracionales es o bien comprando sus productos o bien comprando imitaciones de sus productos.

Y ellas, las marcas, buscan que se produzca el agravio comparativo. El pulpo resulta agraviado porque nadie se lo quiere poner, y tú experimentas una emoción cercana al triunfo por haber encontrado una prenda “normal” amarilla.

Y así sin más, como diría Sarah Jessica Parker, acaba un jersey amarillo en tu armario, que no combina con nada y que no va nada contigo. Si el pulpo de la pasarela tuviese vida propia, estoy segura de que desde un rincón del Met Museum de Nueva York donde seguro que lo han archivado con mucho esmero, está partido de la risa mientras una parte de la humanidad compra a diestro y siniestro e incluso paga dinerales por tops, vestidos, pantalones y faldas amarillo pollo que no amarillo pulpo.

2024-06-11T10:14:28Z dg43tfdfdgfd