ROSALíA HA LLEVADO EL VESTIDO MáS INCOMPRENDIDO DE LA MODA COMO SóLO ELLA SABE: CON BOTAS ALTAS, MELENA AL VIENTO Y MUCHA NATURALIDAD

Como quien no quiere la cosa. Rosalía paseaba por el neoyorquino barrio de Chelsea como si la noche anterior no se hubiera celebrado la alfombra roja más importante de la moda, como si ella no hubiera sido una de las grandes protagonistas de la Met Gala 2024 con su vestido de Dior (un sueño), como si no hubiera llegado escoltada por Kylie Jenner y hubiera posado en la alfombra roja con las personas más influyentes del mundo. Ella estaba allí, “con la Kendall” como si nada y, de la misma manera, el objetivo de los fotógrafos la capturó al día siguiente con un vestido azul bebé con falda corola efecto peplum, botas altas ajustadas y la melena suelta, en una cascada de ondas naturales que parecían secadas al aire. Visto así, nadie diría que Rosalía lleva uno de los vestidos más incomprendidos de la moda.

Es parte de su encanto. Rosalía lo mismo defiende unas bermudas con pinzas con botas chonis que el vestido más elegante de su armario. Un día se planta un abrigo pompón y al siguiente, se enfunda en un corsé de Dior con la misma naturalidad y sin perder la sonrisa.

Lo mejor del estilismo de Rosalía en la Met Gala 2024 era el tocado, esa especie de pañuelo con rejilla sobre su frente marcaba la diferencia entre un estilismo acertado y uno extraordinario. Porque el suyo era uno de esos vestidos fáciles de mirar, de los que se ganan fácilmente la aprobación popular, aunque sin mucho entusiasmo. En cambio, el vestido que eligió al día siguiente es precisamente todo lo contrario. Aparentemente más sencillo e incluso más mainstream, en realidad el diseño de Marni contiene dos de los elementos más controvertidos de la moda.

Por un lado, la falda con vuelo peplum que confirma la tendencia ascendente de las faldas con estructuras que añaden volumen en la cadera (siluetas globo, miriñaques, tontillos, robe de style…). Y por otro, las costuras en el pecho con el efecto puntiagudo de los ‘bullet bra’ de los años 50. Esto es, cuando los sujetadores aún no habían adquirido la forma redondeada con la que los conocemos ahora y, debido a las costuras laterales y a los refuerzos metálicos de la copa, dotaban de su característica forma picuda al pecho. Con el tiempo, aquella silueta quedaría obsoleta aunque los conos de Madonna en los años 80 y otras tendencias posteriores les rindieran homenaje.

Breve historia (y polémica) del vestido nipple

Uno de los casos más sonado fue el #nipplegate de Anne Hathaway en los Premios Oscar 2013. La actriz, nominada por su papel en Los Miserables, recogió la estatuilla a Mejor actriz de reparto con un vestido rosa de Prada que se convirtió en objeto de todo tipo de críticas y burlas. En realidad, ella iba a ir de Valentino pero como su compañera Amanda Seyfried le enseñó la foto de su vestido, bastante similar, Hathaway cambió su elección en el último minuto.

Por aquel entonces, Internet todavía no estaba tan habituado a los memes así que el injusto aluvión de críticas al vestido ‘nipple’ (pezón, en inglés) –como se bautizó entonces– de Anne Hathaway seguramente la pilló desprevenida. Efectivamente, la costura en la sisa del vestido acababa deliberadamente en punta de una forma tan evidente que resultaba imposible pensar que se le marcaban los pezones aunque, de haber sido así, tampoco tendría nada de malo.

El tiempo y la pedagogía acerca de la censura de la anatomía femenina cuando no aparece sexualizada han hecho su trabajo y, aunque han hecho falta muchos, muchísimos, vestidos desnudos de Florence Pugh y de Emily Ratajkowski para que la alfombra roja e Internet le pierdan algo –no todo– de miedo a los pezones femeninos, por lo menos en 2024 parece que la moda ha superado la aversión a las costuras bullet. Para muestra, el vestido que Kylie Jenner llevó en la Met Gala 2024 y Rosalía, sólo un día después.

El vestido Bullet de Rosalía, ¿tendencia inesperada de 2024?

Denominado así en honor a esos sujetadores puntiagudos característicos de los años 50 (piensa en Marilyn Monroe o en Elizabeth Taylor), el vestido bullet es ese en el que las costuras del pecho le dan una forma deliberadamente picuda que precisamente, por exagerada o anti-natural, se entiende más como un adorno o capricho estético que como un efecto accidental e indeseable de la ropa.

Lo hemos visto desfilar en la pasarela de Marni, en la alfombra roja del Met y en infinitas colecciones de novia (por ejemplo, el segundo vestido de Kate Middleton) e invitada, pero ahora que lo ha llevado Rosalía quizá superemos todos nuestras reticencias y prejuicios hacia esta denostada tendencia. Desde luego si ella no lo consigue, nada ni nadie lo hará.

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