En numerosas culturas, las mariquitas son consideradas un símbolo de prosperidad y de buena suerte. Su imagen es un icono de medio ambiente saludable y de compromiso por el cuidado de la naturaleza. Afortunadamente, son mucho más que eso. Y si las ves en tus plantas debes saber que su papel en tu huerto o jardín es fundamental. Te contamos cómo reconocerlas desde que son pequeñas larvas y qué hacer.
Las mariquitas están dentro del grupo de insectos conocidos popularmente como escarabajos. Son coleópteros pertenecientes a la familia Coccinellidae y viven entre 1 y 3 años.
Para identificarlas, se las reconoce por grupos dependiendo el número de manchas redondeadas de color oscuro presentes en su cuerpo semiesférico, redondo u ovalado.
Consumen insaciablemente insectos herbívoros, como los pulgones, los ácaros y las cochinillas, realizando un control biológico sobre sus colonias.
Las hembras desovan sobre los tallos o el envés de las hojas en lugares cercanos a las colonias de los insectos plaga, que serán el alimento de sus crías.
Los huevos son depositados en grupos, contenidos en cápsulas amarillas de las que salen pequeñas larvas bicolor: anaranjado o amarillo con negro son, en general, la combinación más habitual.
Las larvas de mariquita tienen una forma muy similar a la de un pequeño lagarto. Son muy caminadoras y activas. Las debes reconocer para cuidarlas y saber que son tus aliadas, y no tus enemigas en el huerto.
Al ser tan voraces, crecen rápidamente. El primer y segundo estadio larval tarda unos 10 días, el tercero 4 días y el cuarto, 7 días. Verás que se van oscureciendo a medida que avanza el proceso. Luego se aíslan, se fijan al envés de una hoja hasta la completa metamorfosis, de la cual emergerá una mariquita adulta.
Una sola larva de mariquita puede devorar entre 50 y 200 pulgones al día y una adulta 1.000 pulgones por temporada, unos 20 al día.
A nivel hogareño son grandes aliadas, pues te ayudan a proteger tus plantas, pero también tienen importancia económica al controlar plagas muy efectivamente sin necesidad de aplicar productos químicos tóxicos a mayor escala. En muchos países se desarrollan programas de cría e introducción de coccinélidos para ser usados como control biológico de plagas en los cultivos comerciales.
También se comercializan por internet para que puedas sumarlas en tu huerto y jardín.
Estos son los insectos que, afortunadamente, a las mariquitas les encanta devorar:
Proveerles refugio y alimento es una clave importante para que las mariquitas se instalen en tus espacios verdes.
Las plantas perennes con flores del seto vivo serán el refugio invernal. Desde allí se desplazarán volando a las plantas parasitadas por sus insectos favoritos.
En las cabeceras de los bancales cultiva plantas como margaritas, crisantemos y manzanillas. Estas asteráceas están entre sus preferidas.
Cuando veas dos mariquitas juntas y quieras saber su sexo, recuerda que con ellas pasa como con las rapaces: la hembra es la de mayor tamaño.
El “aposematismo” es una estrategia a la que recurren diferentes animales para advertir a posibles depredadores que ellos poseen toxicidad química.
Colores particulares como el amarillo, el rojo o una distribución de puntos distintivos son una herramienta para disuadir a quien quiera cazarlas.
Las mariquitas pueden secretar un líquido en las articulaciones de sus patas que les da mal sabor. Sus colores advierten “Tengo un sabor desagradable”. La mariquita de “siete puntos” es la más común en Europa.
En el mundo, numerosas especies de mariquitas están amenazadas por la pérdida o la degradación de su hábitat, el uso de insecticidas químicos, la contaminación ambiental, el cambio climático y la introducción de especies invasoras de otras mariquitas que va en detrimento del desarrollo de las especies locales.
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